Recordando a Özil, aquel mago que dejó su encanto en el Santiago Bernabéu


Recientemente salía la noticia que desde hace unos meses todos veíamos venir pero que ninguno quería escuchar, la retirada de los terrenos de juego de Mesut Özil, el mediapunta alemán que maravilló en todos los sitios donde pasó, como por ejemplo el Real Madrid, donde el oriundo de Gelsenkirchen jugó un total de 159 partidos, anotó 27 goles y dio 81 asistencias.

Aunque su paso por clubes como Werder Bremen o Arsenal son de una importancia mayúscula tanto para su carrera como para el mundo del fútbol en su totalidad, en este artículo ahondaremos en su estancia en la capital española, a la que llegó en el verano de 2010, procedente del Werder Bremen por 18 millones de euros y con una muy buena actuación en el mundial de Sudáfrica bajo el brazo.

Tras unas grandísimas temporadas en la Bundesliga alemana, donde jugó para el equipo de su ciudad, el Schalke 04, y para el Werder Bremen (en el que ganó una DFB Pokal), el futbolista turco-germano dio el salto a la liga española y fichó por el Real Madrid. Allí le esperaba un entrenador tan duro como reconocedor del buen juego, José Mourinho, con el que el alemán las tuvo de todos los colores y que finalmente resultó ser uno de sus grandes mentores en el panorama futbolístico. En la plantilla también le aguardaban estrellas del fútbol mundial como Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos, estrellas con las que supo congeniar a la perfección tanto dentro como fuera del campo y con las que no se sintió acobardado. Özil supo adaptarse a lo que el equipo blanco pedía, actuando bien en banda derecha al igual que en su posición más natural, la media punta.

En el club merengue fue donde tuvo algunas de sus mejores temporadas, allí estuvo tres años, en los que cosechó grandes prestaciones y títulos importantes como una liga, una copa del rey y una supercopa de España. A pesar de los continuos rifirrafes con José Mourinho, su pasividad en el campo y las teorías sobre su vida personal, el Mago de Öz fue clave para el entrenador portugués en esas tres temporadas, en las que dio asistencias a diestro y siniestro (algo por lo que se le recuerda mundialmente) y jugó un fútbol exquisito. Su socio por antonomasia y al que mejor alimentó con sus pases-gol fue Cristiano Ronaldo, con el que dentro de los terrenos de juego se entendió a las mil maravillas y formó una dupla que asustaba a toda Europa. Finalmente y tras tres años de trayectoria en la parroquia madridista, Mesut Özil abandonó el club para fichar por el Arsenal de Inglaterra, dejando 50 millones en las arcas del Real Madrid y rompiendo el récord de pago por un futbolista teutón.

Pocas veces se ha visto un jugador con tanta clase y clarividencia en los últimos pases, Mesut era un jugador fascinante en tres cuartos de cancha, capaz de acelerar, poner pausa, detectar el espacio y colocar el balón justo en el punto exacto. El astro alemán era uno de esos jugadores por los que merecía la pena pagar una entrada, era de esos que te dejaban boquiabierto y provocaban que te levantases de tu asiento cuando recibían la pelota. Cualquier joven futbolista que quiera ser un media punta o entrenador que quiera enseñar lo que es la función de un 10 debería estar obligado a ver un vídeo sobre cómo se desenvolvía Özil en el campo, porque él era la definición de 10, de magia.

Aunque sus últimos años no han sido precisamente inolvidables y la sucesión de lesiones le ha llevado a colgar las botas con 34 años (algo más temprano de lo normal), en el recuerdo de todo el amante del fútbol quedarán grabadas asistencias de ensueño como las dadas a Cristiano Ronaldo contra el Barcelona y Villarreal o la servida a Karim Benzema contra el Ajax, y goles de absoluta fantasía como los marcados al Atlético de Madrid, Borussia Dortmund o Barcelona. Pues al fin y al cabo Mesut era eso, un mago, que trabajaba la mayoría de las veces en silencio, pero que seguía siendo un mago.